VIDA CHAPINA

Siendo consciente del poco tiempo que me queda y del estrés que va comenzar en pocos días, voy a ir tratando de cerrar algunos temas antes de acabar esta nueva aventura.


Para empezar he de decir que los días por aquí siguen más o menos como venían siendo en estas últimas semanas. En las clases ya he terminado el temario que voy a dar yo y estoy preparando parte del siguiente semestre para cuando lleguen los nuevos maestros tengan algo a lo que agarrase. En las clases estamos de repaso de lo que deberíamos, haber aprendido por interés general y para las personas que tienen hacer recuperaciones no las hagan sin haber revisado de nuevo los conocimientos.


Pero no todas las horas estamos así. Como yo crecí académicamente con los ordenadores, internet y los proyectores, y afortunadamente aquí cuento con esos recursos didácticos, estos días estamos trabajando con ello (aunque en realidad lo venimos haciendo durante todo el semestre). La cosa esta en que no quiero avanzar en el temario, asique algo hay que hacer. Estos días voy a hablarles sobre lo que se supone que se, aunque tan solo un poquito, es decir: conservación de fauna. (Ojalá algún día encuentre curro de eso).


El fin de esta aventura no solo lo está empezando a sentir mi cuerpo, y supongo que también alguno en España, sino que también por aquí se está comentando ya. Es como el año pasado, todo el mundo te pregunta que cuanto te queda, que si tienes ganas de irte,… (esas cosas Ana, tu sabes). No sin ponerme colorao, he de decir que hay mucha gente que no quiere que me vaya…


Como siempre que hago un post de la vida chapina cuento algo sobre la vida por aquí, esta vez no iba a ser menos. Gran parte de la gente tiene costumbre de, en lugar de decir buenos días, decir solamente días. O en lugar de decir buenas tardes, decir tardes; y así con buenas noche también. Como todo se pega, yo ya no digo buenas, tan solo digo: noches… tarde… días…


Además… A los niños, se los llama patojos; a los mecheros, encendedor; al grupo de amigos, mara; a los profesores, maestros; a las camisetas, playeras; a las mantas, colchas; a los prismáticos, alargavistas; a las carpetas, folders; a la cinta adhesiva, tape; al ordenador, computadora; a los bolígrafos, lapiceros; al bañador, pantaloneta; al zumo, jugo; a la tortilla, torta; al color marrón, color café; a las chueltas (de copiar, no de comer), chivos; a los pavos, chuntos, a las cervezas, chelas; a las cuerdas, pitas; a los grifos, chorros; a las jarras, picheles; en lugar de ver, miran la televisión; a las chirimoyas, les llaman anonas; a los plátanos (los pequeños), bananos; a las bananas (las mas grandes), plátanos (que es el que comen frito o en los guisos); a los cerdos (animales), coches; al pico (de las obras), piocha; a hablar, platicar; a icordiar, fregar; a fregar, trapear, a la pizarra (de clase), pizarrón, a los rotuladores, marcadores,… Y así podría seguir con otros tantos párrafos. Menos mal que Inoky me regaló un Diccionario de guatemalquismos jejejeje.


Una anécdota en relación con las palabras. El otro día, leyendo unas fotocopias en clase de las relaciones entre especies, hablando de las rémoras salió la palabra autoestopista. No sabían que era un autoestopista, asique intenté explicarme. Claro, yo dije que es cando una persona intenta para un coche para que le lleve gratis a algún sitio. Todos se reían porque se imaginaban a un cerdo en una carretera parando para llevar a una persona jajajaja. Cosas de la lengua española.


En realidad, sé que me quedan muchas cosas por contar, pero puede que ésta sea la última vida chapina. Si me da tiempo haré otro capítulo, sino, ya comentaremos en persona mientas las fotos las dudas sobre la vida cotidiana de este pequeño rincón de Guatemala.


Seguiremos informando.