lunes, 12 de abril de 2010

IMPROVISANDO UN VIAJE

La cosa de este viaje no es sólo lo que he hecho, sino como lo he hecho. Hay mucha gente que he conocido en este tiempo (de la que ya os hablaré) que recorren gran parte del mundo ellos solos con una mochila a sus espaldas. Yo la verdad es que no lo había hecho nunca. Bueno, lo hice para recorrer Guatemala, si, pero iba con Ben. Además, esta vez no sólo me enfrentaba yo sólo a un viaje en un país desconocido y de habla inglesa, sino que además era la primera vez que afrontaba un viaje internacional sin NADA reservado, solo tenía el billete de avión de regreso a Guatemala. Todo esto le ha dado al viaje un toque de aventura interesante y de improvisación (sigo luchando contra ese síndrome de tener todo preparado, este vez, con nota, he podido con ello jejejeje). !Y le he cogido el gustillo y tengo ganas de repetirlo!


El viaje comenzó el viernes a las 4:30 am hora guatemalteca cuando sonó mi despertador. Me levante y, tras poner las calles en San Andrés, tomé un micro bus (una de esas furgonetas que ya os enseñé) para ir a Santa Elena donde compraría y tomaría el bus que me llevaría a Ciudad de Belice, ciudad del país caribeño. El trayecto a dicha ciudad duró unas 4 horas y media. La primera parte del viaje, hasta llegar a la frontera, fui intentando dormir. La segunda parte fui dialogando con un profesor de conservatorio de música venezolano y un guatemalteco sobre los respectivos países de cada uno, sobre el que íbamos a visitar, y sobre el mundo en general (política, economía, gastronomía). Así, entre las historias de Chávez (que pretende ser el nuevo revolucionario de Latinoamérica), las tradiciones que España dejó en Latinoamérica y la importancia del aceite del oliva en la cocina española, pasando por Israel, Japón y el negocio de la guerra (más bien escuché las opiniones de gente con mas vida y viajes que yo) llegué a Ciudad de Belice.


Nada más llegar tomé la lancha que me llevó a la Isla de San Pedro, lugar donde iba a pasar el fin de semana. Tras casi 2 horas surcando el mar del Caribe, llegué a esa isla que está situada a escasos 10 minutos de la barrera de arrecife.





Como no tenía donde dormir, empecé a recorrer sus calles bajo su ambiente caribeño: música reggae, rastafaris, gente de raza negra en su mayoría, hablando inglés, cabañas de madera en la orilla del mar y playas de arena blanca bañadas por aguas de azul celeste (aunque había pocos metros de playa en la zona centro de San pedro). No me sorprendió mucho porque Livingston, una ciudad guatemalteca de la que ya hablaré, es igualita. Lo que si me llamó la atención es la cantidad de golfcars (cochecitos de esos que usan los golfistas) que usaba la gente para desplazarse por la isla, de hecho, había muchas empresas que los rentaban, y veías a toda la gente (lugareños y extranjeros) con sus cochecitos "to" felices recorriendo las calles de San Pedro.


Después de preguntar en un par de sitios localicé un hostal que había conocido por internet el cual era el más barato: 14 dólares la habitación para una persona por noche. Y no os creáis que era gran cosa, no, era un cuartucho con paredes de madera, baño compartido y un ventilador. Lo bueno que tenía era que en la zona común tenía piscina, de la cual hice uso.


Aquí os dejo fotillos del aspecto que tiene San Pedro para que os hagáis una idea.


























Seguiremos informando...

3 comentarios:

  1. Madre del amor!!!!.
    En qué momento de mi vida tiré yo por el camino equivocado, Jajajajajaja...
    Impresionante!!, esto es mejor que Milellium.

    PD: Aquí tenemos un ejemplo de pueblo comprometido con el medio ambiente. Coches eléctricos para todos. XDD.

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  2. ¡como has empezado el viaje¡¡¡poniendo tu las calles¡¡¡, eso me recuerda a alguien.
    que cielo se ve en las fotos, bien por mi sobrino el viajero
    besos

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  3. SOBRINO el camino que estás recorriendo no tiene límites, sencillamente " FANTASTICO"

    BESAZOSSSSSSSS

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