TRADICIÓN TRISTE

Hablando con Inoky, la dije que, la tradición que viví el otro día, era una tradición que no me hubiese gustado vivir tan de cerca.

Resulta que el fin de semana pasado falleció la madre de Marina, mi madre adoptiva guatemalteca. Era una mujer de 80 años, pero la edad nunca mitiga la tristeza. Fue un fin de semana triste en el ambiente familiar, como es de comprender. Nada mas enterarme de la noticia trasmití mi pésame a Marina y trasmití a la familia que esos días se olvidaran de mí, que daba igual que yo estuviera viviendo en su casa, que ya me buscaría las formas de comer en algún sitio. Pero aún así, no me dejaron.

La tradición que tienen aquí es que, la noche de antes del entierro, todos los familiares y amigos van a velar el cuerpo, el cual se encuentra en su casa. La gente se sienta en la calle y alrededor del ataúd, mientras cantan canciones religiosas, y están allí hasta la madrugada. La gente que va al velorio lleva café y pan dulce para la familia del fallecido.


Como Mateo e Inoky tienen mucha relación con Marina, bajamos los tres al velorio, pero no vimos a la parte de la familia a la que conocíamos, así que no nos quedamos allí. La gente nos miraba con caras raras, y era de esperar. No todo el mundo conoce a Mateo y a Inoky, sobre todo de esa parte del pueblo, y mucho menos me conocía a mí, así que debieron de pensar que hacíamos allí.


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